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domingo, 18 de mayo de 2014

"Quebrar la sintaxis como única salida" – Entrevista a Eleonora Requena por Raquel Abend van Dalen



¿Cómo trabajas la relación entre verso y verso en tu poesía?. En Sed, Mandados y Ética del aire trabajas el poema corto y concentrado. ¿Cómo experimentas esta forma poética? ¿Qué te ha llevado a escogerla?
Tu pregunta me invita al ejercicio de contemplar mis textos como quien ve viejas fotografías, a detenerme en los lugares, la atmósfera, el paisaje al fondo y ver así, con pasmosa distancia, la construcción de este verso  que derivó en otro,  a hacer memoria, ¿era feliz entonces? , ¿y esa mirada qué miraba? Esta fue una foto hecha a sabiendas, pero en aquella otra me veo de perfil en amena conversación con alguien, cuáles emociones pugnaban por hacerse en aquel tiempo cuando aquello fue capturado y hecho  voz, qué buscaban nombrar, cuál fragmento se encadenó a otro en un presunto azar derivando en ese breve o largo constructo. No sabría decir cómo respiraba entonces. Si era fatigosa, tal vez el verso cesó y buscó otro renglón para buscar aire; si era truncada, tuvo que quebrar la sintaxis como única salida, adjetivó en los recurrentes vicios, sopesó, buscó sinónimos más justos, tarareó el ronroneo, mascó, tragó saliva, repicó o se quedó mudo y en blanco.

¿Qué cambio opera para que modifiques este registro en aquellos momentos en los que aparece el poema largo?
El hilo a veces es corto, tal vez la sutura no requiera más que unas pocas puntadas. Agradezco cuando se aviene el borboteo, el dictado incontenido de la voz que urge taponear, aplicar torniquetes, hacer cauterios.  Creo que los sueños hacen su trabajo al escribir en su lengua opaca, deconstruyen el paisaje del deseo en esa suerte de sanscrito particular. Cuando algo lúcido se escapa a este registro el poema es una esponjosa gasa, un 
remanente, el resto.

Desde la publicación de tu último libro han pasado varios años. ¿Sientes un cambio importante en tu escritura poética?
Mis libros siempre han sido un accidente, hubo la oportunidad de imprimir lo que venía escribiendo y cuajaron en feliz o marchitado fruto. Vuelvo a la metáfora de las fotografías que han mutado y envejecido como yo,  que cuando no en álbumes familiares de cartón, son imágenes en una pantalla fría, registros  vagos que algunas veces hasta se extraviaron en la memoria de un computador dañado o vagan en  el sub mundo de la web. Y las que siguen, si siguen, siempre me sorprenden por su terca propensión a ser retratos ambiguos o ajenos que siempre me confrontan.

¿En qué proyecto has estado trabajando durante este tiempo?
He seguido escribiendo a un ritmo sincopado, cierro y vuelvo a abrir grupos de textos que creo tienen un origen común. Creo que hay cierta unidad en un conjunto de sentencias que he titulado “Textos por fuera”, grabados con mi propia voz con el montaje sonoro de Joaquín Mendoza, un joven compositor venezolano de música experimental. Me he estado asomando al lenguaje plástico como observadora y lectora de otros modos del decir. De resto, poemas que tienden sus tentáculos a otros por venir o a añejos registros.

Una de las vertientes predominantes de tu obra es lo amoroso. Pero suele aparecer bajo un signo negativo: lo huidizo, lo que se escapa, la falta. Háblame de esto.
Del elogio a taza quebrada, ¿te refieres eso? De ese portento destrozado y vuelto a unir con paciencia y absurdo empecinamiento, del amor que es una apuesta a la vida aún en desmedro 
del propio hálito, ¿cómo no escribir sobre el deseo?

¿En qué estás trabajando ahora?
Tengo un gran número de textos que armo y desarmo en uno o varios libros.

ELEONORA REQUENA (Caracas, 1968): Cursó estudios de Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. Ha publicado los poemarios: Sed, Editorial Eclepsidra (Caracas, 1998), Mandados, (Premio de la V Bienal Latinoamericana de Poesía  "José Rafael Pocaterra” -1998-2000-), Editorial La Liebre Libre , 2000, Es de día, Ediciones El Pez Soluble, Caracas, 2004, La Noche y sus agüeros, Ediciones Pez Soluble, Caracas, 2007, Ética de aire, Editorial Bid & Co, Caracas, 2008. Antologías y revistas nacionales e internacionales han reseñado su trabajo.