En ti se
cruzan tres oficios: el de librero, el de profesor y el de poeta, ¿cómo los
vinculas entre sí?
El vínculo
se da a través del libro y de la literatura. Hay un comercio, en el sentido
antiguo de la palabra, entre los tres. Al final, es tratar con gente a quienes
tienes que invitar a leer. En eso se resume todo.
Se ha dicho
que la labor de enseñanza puede entorpecer la labor creativa. Sin embargo,
también se da el caso de creadores, no sólo del área literaria, que hacen de la
labor pedagógica un acto que contribuye con su obra. ¿Qué opinas de esto?
Creo que la
labor pedagógica sí puede entorpecer la labor creativa, esencialmente cuando
hablamos de ficción y de poesía. Pero creo que la labor crítica se ve
fortalecida. Pienso que los mejores ensayistas de los tiempos modernos y
posmodernos tienen que ver con la Universidad en la mayoría de los casos.
El hecho
de estar rodeado de libros, que no le pertenecen a uno, por tantas horas
diarias tiene una incidencia en el modo en que se entiende la literatura. ¿Cómo
influye este hecho en ti?
Los años
como librero me han enseñado a acercarme a la gente, a lo que busca, a sus
inquietudes. Eso es lo que más agradezco. Los libros sin lectores no tienen
sentido, y nada mejor que poner libros en las manos de la gente.
Mi abuelo
fue dueño y librero de la Librería Las Mercedes (actualmente Alejandría I) por
muchos años, y esto tuvo un efecto muy grande en el modo en que
concibo el mundo. ¿Podrías decir que tus años como librero te han dado una
dimensión distinta sobre la realidad?
Mi dimensión
de la realidad trata de ser lo más abierta y plural, gracias precisamente a los
diferentes tipos de escritores y lectores. Mientras exista la necesidad, todo
es bienvenido. Sin necesidad, todo es falso.
Sé que has impartido talleres sobre blogs literarios, ¿cuál es tu opinión sobre la relación entre la literatura y los medios electrónicos? ¿Cómo crees que esta relación se irá transformando en el futuro?
Hasta ahora,
el vínculo mayor entre literatura y medios electrónicos tiene que ver con el
lector. Así como las relaciones comerciales han cambiado en estos tiempos de
hipermodernidad y el rey es el consumidor, en las redes el rey es el lector. Él
decide qué leer, qué debe leerse, y cuáles son las formas y temáticas que
predominan. El lector es el rey, y los escritores se deben a él en los medios
electrónicos.
Me gusta la
discreción en la poesía. El poemario con el que quedé de finalista tiene
algunos poemas que llevo muchos años trabajando, así como su concepto. Creo en
el concepto de libro, lo considero esencial. El poemario trata con
humor, ironía y sutileza las diferentes formas de la partida. Lo demás, tendrías
que leerlo.
¿Cómo
Insilios terminó convirtiéndose en Maneras de irse?
Gracias a la lectura de Alexis Romero. Le di a leer el poemario y luego de hacerlo me dijo que el nombre del libro, realmente, era “Maneras de irse”. Lo releí y sí, tenía razón.
Gracias a la lectura de Alexis Romero. Le di a leer el poemario y luego de hacerlo me dijo que el nombre del libro, realmente, era “Maneras de irse”. Lo releí y sí, tenía razón.
Yo estaba equivocado.
Dices
que para tí es esencial tener un concepto de libro a la hora de escribirlo. ¿Qué
concepto sustenta Maneras de irse?
Los puntos de fuga: la migración, los viajes, los regresos, las despedidas, las dudas, las certezas que todo movimiento, tránsito, genera. Quise explorar esto. Tenía años haciéndolo. Luego de varios intentos, logré concretar el concepto del libro, gracias a diferentes lecturas de amigos. Para mí, fue muy importante la de Willy McKey. Me dijo algunas palabras que me llevaron al concepto correcto. Pensé el libro como un calidoscopio que nos muestra puntos de fuga: ese momento, antes, durante o después de la acción, en donde tomamos conciencia de lo que se pierde, y de cómo aquello que se pierde nos hace quienes somos, en las salidas o las llegadas.
Los puntos de fuga: la migración, los viajes, los regresos, las despedidas, las dudas, las certezas que todo movimiento, tránsito, genera. Quise explorar esto. Tenía años haciéndolo. Luego de varios intentos, logré concretar el concepto del libro, gracias a diferentes lecturas de amigos. Para mí, fue muy importante la de Willy McKey. Me dijo algunas palabras que me llevaron al concepto correcto. Pensé el libro como un calidoscopio que nos muestra puntos de fuga: ese momento, antes, durante o después de la acción, en donde tomamos conciencia de lo que se pierde, y de cómo aquello que se pierde nos hace quienes somos, en las salidas o las llegadas.
¿Cómo
cambia tu relación con el libro ahora que uno lleva tu nombre?
Mi libro será uno más dentro de los libros en una librería, lo que me complace. Me gusta también la idea de entrar en el río de la poesía venezolana. Es un privilegio. Y una responsabilidad.
Mi libro será uno más dentro de los libros en una librería, lo que me complace. Me gusta también la idea de entrar en el río de la poesía venezolana. Es un privilegio. Y una responsabilidad.
¿Tienes
pensado intentar otros géneros literarios como el ensayo o la narrativa? ¿En
que proyectos estás trabajando ahora?
Abandoné el cuento hace un tiempo y dejé de intentar ir hacia la novela. Tengo más de un año escribiendo un Diario y es en lo que estoy trabajando con fuerza en estos momentos. Tengo también en proceso dos poemarios, pero solo uno ha avanzado lo suficiente: será un poemario que tendrá como tema único al beisbol: sus jugadores, momentos históricos, etc. Me interesa explorar eso que está presente en nuestra psique colectiva. Ese vínculo específico con ese deporte. Voy avanzando.
Abandoné el cuento hace un tiempo y dejé de intentar ir hacia la novela. Tengo más de un año escribiendo un Diario y es en lo que estoy trabajando con fuerza en estos momentos. Tengo también en proceso dos poemarios, pero solo uno ha avanzado lo suficiente: será un poemario que tendrá como tema único al beisbol: sus jugadores, momentos históricos, etc. Me interesa explorar eso que está presente en nuestra psique colectiva. Ese vínculo específico con ese deporte. Voy avanzando.
Ricardo Ramírez
Requena (Ciudad Bolívar, 1976). Poeta, librero. Licenciado
en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Ha sido finalista de la
Semana de la narrativa urbana (2010) y del Concurso de cuentos de la Policlínica
Metropolitana (2011 y 2013). Textos suyos están publicados en España y México.
Ha sido colaborador de Los Hermanos Chang,
Prodavinci y Ficción Mínima, entre otras publicaciones digitales y de Literales,
del diario Tal Cual y el Papel
Literario de El Nacional. Ha sido
profesor en diferentes universidades venezolanas. Actualmente es profesor de
Literaturas Occidentales en la Universidad Central de Venezuela, y en
diplomados de escritura creativa, además de trabajar en la Coordinación de
Mercadeo y Atención al Cliente en editorial Alfa. Con el poemario Maneras de irse, resultó finalista del I
Premio Equinoccio de Poesía Eugenio Montejo.
Fotografía: Lisbeth Salas
Fotografía: Lisbeth Salas